Monday, September 25, 2006

Herencia Política

El Congreso de Estados Unidos se dispone a autorizar la construcción de un muro a lo largo de un tercio de la frontera con México. Ni los esfuerzos de la opinión pública estadounidense ni el movimiento proinmigrante pudieron contener la decisión.
La mayoría de los diarios estadounidenses han dicho que es una pésima idea gastar 7 mil millones de dólares en una valla fronteriza. La migración se replegará a los parajes (más) desolados donde el muro no esté; las muertes y el sufrimiento aumentarán, etcétera.
Pero los estadounidenses están preocupados por su seguridad y exigen que sus representantes controlen los cruces ilegales a su territorio. Por eso a sus legisladores no les importa insultar la política del buen vecino con México al levantar una barda de 700 millas. Lo que ellos quieren es mantener sus empleos al ganar la elección del próximo 7 de noviembre.
Las marchas que movilizaron a millones de inmigrantes en la primavera generaron un movimiento con una fuerza inédita. Sin embargo, los errores de los dirigentes de dicho movimiento debilitaron su legitimidad e imagen.
El comité que organizó dos megamarchas en Chicago planeó una caminata hasta la oficina del líder de la Cámara de Representantes, Dennis Hastert. Entonces, además de aceptar donaciones de tortas y refrescos, también tomaron un donativo de 30 mil dólares de la cervecera Miller. El desacierto fue reportado en la portada del diario Chicago Tribune.
Otro caso es el de Elvira Arellano, una inmigrante que se refugió en una iglesia para revelarse a ser deportada. Arellano fue líder en las manifestaciones proinmigrantes, pero ahora, encerrada en una iglesia, decidió enviar a su hijo por el país como su embajador.
Saúl Arellano, de siete años, quien padece un desorden de hiperactividad, fue llevado igual a Los Ángeles a encabezar una marcha, que a Miami al Show de Cristina, donde recibió improperios de un miembro de los Minuteman. En ambos casos, la opinión pública reprobó la burda utilización que se hace del menor.
Las elecciones intermedias del próximo 7 de noviembre son la coyuntura aprovechada por los conservadores para mostrar una hipócrita preocupación por la seguridad al autorizar el muro. Pero no hay que soslayar los errores cometidos por los líderes del movimiento proinmigrante.
En su afán de protagonismo, los líderes desviaron la atención de la reforma migratoria con decisiones de corta visión. Pero, ¿por qué habríamos de extrañarnos? Tal vez esa sea sólo una manifestación de la cultura política que cruza la frontera con nosotros desde México.
Editorial publicada en el Universal el 23 de Septiembre del 2006 por Antonio Rosas-Landa Méndez

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